Angustia ante la muerte que se acepta
y abandono de los que amaste más;
preludio de un tormento prolongado
abarcando toda Tu humanidad.
Apropiarse de todos los pecados,
tremenda carga aceptada por amor;
desengaño de quien se tuvo cerca
envuelto en un beso de traición.
Y anticipando con dolor y desconsuelo
el estupor de los tuyos al donarte,
en el sencillo compartir del pan bendito
para siempre con nosotros te quedaste.
¡Lava Jesús nuestros pobres corazones
y enséñanos qué es la libertad
en que el espíritu humano vuele alto
haciendo propia Tu misma voluntad!
Misterio del servicio que no cesa
infinita confianza en el final
que trasciende la muerte del Dios hombre
atravesándola para resucitar. |